
De 1950 a 1954, don Juan Carlos, al que entonces todos llamaban Juanito, vivió y estudió en Miramar, rodeado de su hermano, el infante don Alfonso, un grupo de estudiantes y un reducido claustro de profesores. Un tenso acuerdo entre Franco y Don Juan había atado la designación de Juanito como el sucesor y había abierto la posibilidad de que el chaval estudiase en España, lejos del exilio de Estoril y de su padre.
Así que se habilitó una zona del palacio de Miramar como residencia del futuro rey y del resto de internos, tanto profesores como alumnos, captados en familias cercanas a Don Juan. Se despertaban cada día a las 7:30 de la mañana para escuchar Misa. Después del desayuno empezaban las clases, impartidas por un grupo de profesores, dirigido por José Garrido, bastante aperturistas para la España de la época.
Además de las clases, el rey vivio momentos de asueto, que también los había. Excursiones por San Sebastián y alrededores, equitación en la Hípica de Loiola, partidos de hockey sobre patines, asistencia a espectáculos... Y aquel 20 de enero de 1953 en que la tamborrada de El Antiguo entró en los terrenos de Miramar e interpretó la música de Sarriegi ante Juan y sus compañeros.Entre ellos, parece que Jaime Carvajal y Urquijo era el más amigo del príncipe adolescente. También estudiaban en el peculiar colegio, según recopiló alguna vez Koxkas, Juan y Manuel Zayas, Alonso Alvarez de Toledo, José Luis Leal -que llegaría a ser ministro de Economía-, Carlos Benjumea, Juan Güell, Jaime de Torres y Olazábal, Alvaro Urzaiz, Luis Alonso Pérez de Guzmán, Alvaro Arana, Carlos Gaytán de Ayala, Díez de Rivero, Joaquín Pérez Herrasti y Alfredo Gómez Trenor, sin olvidar al infante Alfonso, el hermano menor de Juan Carlos, que fallecería en 1956 por un accidente con una pistola, que estaba en manos de su hermano. Cada familia debía pagar al parecer 2.000 pesetas mensuales, mucho para la época, por aquel internado improvisado en torno a la figura de quien entonces tan sólo era Juanito.
Así que se habilitó una zona del palacio de Miramar como residencia del futuro rey y del resto de internos, tanto profesores como alumnos, captados en familias cercanas a Don Juan. Se despertaban cada día a las 7:30 de la mañana para escuchar Misa. Después del desayuno empezaban las clases, impartidas por un grupo de profesores, dirigido por José Garrido, bastante aperturistas para la España de la época.
Además de las clases, el rey vivio momentos de asueto, que también los había. Excursiones por San Sebastián y alrededores, equitación en la Hípica de Loiola, partidos de hockey sobre patines, asistencia a espectáculos... Y aquel 20 de enero de 1953 en que la tamborrada de El Antiguo entró en los terrenos de Miramar e interpretó la música de Sarriegi ante Juan y sus compañeros.Entre ellos, parece que Jaime Carvajal y Urquijo era el más amigo del príncipe adolescente. También estudiaban en el peculiar colegio, según recopiló alguna vez Koxkas, Juan y Manuel Zayas, Alonso Alvarez de Toledo, José Luis Leal -que llegaría a ser ministro de Economía-, Carlos Benjumea, Juan Güell, Jaime de Torres y Olazábal, Alvaro Urzaiz, Luis Alonso Pérez de Guzmán, Alvaro Arana, Carlos Gaytán de Ayala, Díez de Rivero, Joaquín Pérez Herrasti y Alfredo Gómez Trenor, sin olvidar al infante Alfonso, el hermano menor de Juan Carlos, que fallecería en 1956 por un accidente con una pistola, que estaba en manos de su hermano. Cada familia debía pagar al parecer 2.000 pesetas mensuales, mucho para la época, por aquel internado improvisado en torno a la figura de quien entonces tan sólo era Juanito.
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